Seguidores

miércoles, 14 de noviembre de 2012

El sueño del buen dormir

Morfeo

Hoy quiero hablar del sueño, que no son los sueños, porque esos todo el mundo los tenemos, algunas veces alcanzables, y otros, cada vez se alejan más de nuestras metas más inmediatas. Tenemos que saber que nos pasamos durmiendo un tercio de nuestra vida, y que aunque sea una de las funciones más importantes y gozosas del cuerpo humano junto con respirar, el comer o el sexo, realmente se le dedica muy poca atención.
¿Quién no conoce a alguien que necesite algún tipo de fármaco para dormir? Quizás, tú, que ahora lees esta entrada, te hayas visto en la tesitura en alguna época de tu vida de no poder conciliar el sueño. Los problemas cotidianos alteran nuestro estado espiritual, y más en estos días, cuando el torbellino de problemas que rodean al mundo en general, hace que muchas veces nos pasemos varias horas intentando entregarnos a los dulces brazos de Morfeo, sin conseguirlo.
Morfeo era el dios del sueño, según la mitología griega, hijo de Hipnos, que personificaba el sueño, y de Nix, la noche, y hermano de Tanatos, la muerte, y fue a él a quien se le encargó la misión de crear los sueños, y que estos adquiriesen formas humanas mientras se dormía. Cuenta la leyenda que recorría el mundo una y otra vez, con sus poderosas alas, creando fantasías para los humanos, y cuando alguien tenía problemas para abandonarse a su inmenso poder, era muy hábil  seduciéndolos y llevándolos consigo hasta el mundo onírico, adquiriendo la forma de algún familiar o ser querido para conseguirlo. En esta tarea le ayudaban sus hermanos, Fobetor y Fantaso, quienes se encargaban de la aparición de los animales y de los objetos durante el sueño reparador.

También los chinos, estudiaron y profundizaron en la necesidad del dormir, creando para ello un rincón especial en la ciencia del Feng-shui, tan suyo como la propia cultura china, fruto de una tradición secular basada en la observación y experimentación, y cuyo objetivo primordial es la búsqueda de una armonía entre el hombre, su hogar, y la naturaleza. Así, el lugar en el que coloquemos la cama, deberá ir en función de nuestro propio eje magnético con el de la Tierra, y para ello, se recomienda alinear la cama lo más aproximadamente posible al eje norte-sur de la tierra, con la cabeza al norte y los pies al sur. También los muebles, espejos y diferentes objetos que se encuentren en el dormitorio, tienen especial relevancia a la hora de conseguir una buena calidad del sueño, así como la colocación de puertas y ventanas, y hasta los mismos colores de paredes y cortinas. Todo, hasta la incidencia tanto de la luz natural, como de la artificial en nuestros dormitorios, cobra una importancia excepcional en este milenario saber, del que ya me ocuparé con más profundidad en otra ocasión.

Pero ahora, continuemos con las razones que nos impiden dormir, al menos las que son más difíciles de controlar, las que están dentro de nosotros mismos, que necesitan de soluciones más complejas y van más allá de los cambios materiales, y tienen que ver con la salud, tanto en la mental como en la física.
Ya sabemos que tenemos tres sistemas nerviosos muy diferentes, el sensitivo, con el que se perciben las cosas agradables, como las caricias, o desagradables, como el quemarse; el sistema nervioso motor, que controla nuestros movimientos voluntarios, y el vegetativo, que es el que se encarga del latido del corazón, la actividad interna de los órganos, el transpirar, el rubor, y además, es el responsable de nuestra tranquilidad interior, de nuestro equilibrio emocional. Una vez descartado que el insomnio se deba a alguna enajenación mental, permanente o transitoria, durante la cual se hará necesario un tratamiento psiquiátrico, sólo nos queda ese equilibrio emocional, que en estos días es tan difícil de mantener, debido a nuestro ritmo de vida, y fruto de las cada vez mayores exigencias de esta sociedad en la que nos hemos visto inmersos casi de repente.
Puede ser un exceso de actividad mental, especialmente si se tiene una vida muy sedentaria, para lo cual nada mejor que el ejercicio físico, deportes, paseos, y sobre todo la práctica del yoga. La falta de disponibilidad para el sueño, o sea, estar dispuesto a entregarse a ese sueño reparador, que sólo se consigue cuando uno está contento consigo mismo y tiene una cierta medida de bienestar, que contribuye a poder dormir libre de interferencias. La depresión y el miedo, son los factores más concluyentes para impedir una buena calidad de sueño, especialmente el miedo, pues la depresión en sí, cuando se consigue que cesen los trastornos del sueño, el estado depresivo comienza a desaparecer. Pero el miedo es más complejo, porque no hay ninguna persona de sensibilidad normal que esté totalmente libre de temores o miedo, siendo un instinto primitivo del ser humano.
En nuestra vida actual, el miedo parece haberse independizado, se ha convertido en una enfermedad, casi diría en la peor enfermedad de nuestro tiempo, una auténtica pesadilla. Ahora tenemos miedo de perder la salud, del hambre, la pena, la incertidumbre, las guerras, la pobreza, y multitud de catástrofes, que bien pueden ser cualquier pequeño acto cotidiano, como lo es el cruzar una calle, coger un ascensor o conducir un coche, es por tanto el miedo uno de los factores más importantes que pueden originar el insomnio., ya que nos puede asaltar hasta en medio de los más bellos sueños.
Aunque el miedo es necesario a veces, ya que es una forma de protección del cuerpo, que acelera e intensifica la actividad propia del corazón, así como nuestro pulso, incrementando la respiración, y a través de las hormonas endocrinas, una disminución de la fatiga. Podemos decir que el miedo en situaciones de emergencia cumple la función de preservar nuestros cuerpos de cualquier ataque externo desconocido, pero cuando se desboca, fuera de control es cuando debemos ponerle freno.
Para restablecer el equilibrio interior hay que saber mirar hacia dentro de uno mismo, y buscar y encontrar serenidad, tiempo libre, salir del lugar de donde uno vive habitualmente, sea por largas vacaciones o una corta salida de fin de semana, o por unas horas. Mejorar las relaciones con las personas que te rodean, familia o amigos, cultivar aficiones en el tiempo libre, como leer, jardinería, pintar, bailar, y sobre todo, perseverar mediante la autoconfianza en el logro de dominar nuestros miedos,  siendo siempre positivos.
No nos olvidemos que somos nosotros mismos los que tenemos y debemos poseer el control, y antes de que cualquiera de los posibles actos negativos con los que tenemos que enfrentarnos en nuestro día a día, llegue siquiera a rozarnos con el miedo, el enojo o el enfado, respiremos profundamente tres veces, y recordemos que cada cosa tiene también su lado positivo, y procuremos llegar siempre, a nuestra hora de conseguir el reparador descanso, con una mente tranquila, sosegada y feliz, libre de preocupaciones, para que Morfeo nos acune entre sus poderosas alas.
Y si quieren, también pueden ayudarse probando uno de estos remedios naturales,  como son los baños de melisa, lavanda o valeriana, que favorecen el sueño y calman al corazón nervioso: Hervir 3 litros de agua con 100 gramos de raíz de valeriana durante 10 minutos, colarlo y añadir el extracto al agua del baño. Se pueden utilizar tintura de valeriana (200 gramos) o extracto de valeriana para baños. 
Con 50 ó 60 gramos de hojas de melisa, se añade un litro de agua, llevándola hasta el punto de ebullición, se deja reposar 10 minutos, se cuela y se añade al baño, y lo mismo con las hojas de lavanda, pero con 2 litros de agua.
Y si quieren disfrutar de una saludable y relajante infusión, para tomar cuando su insomnio sea debido a un estado depresivo, de inquietud, o en la menopausia, aquí les dejo una receta que también fomenta la disponibilidad para el sueño:
Ingredientes:
10 g de flores de espino blanco
30 g de hierba de San Juan
30 g de hojas de melisa
10 g de conos de lúpulo
10 g de flores de azahar
10 g de flores de lavanda
10 g de malva roja
Macerar la mezcla en 2 litros de agua tibia, durante 12 horas, removiéndola de vez en cuando. Colarla y endulzarla con miel, calentando la infusión un cuarto de hora antes de irse a dormir.

¡Y ya saben, les deseo Dulces sueños queridos lectores!




1 comentario: