Morfeo |
Hoy quiero hablar del sueño, que no son
los sueños, porque esos todo el mundo los tenemos, algunas veces alcanzables, y
otros, cada vez se alejan más de nuestras metas más inmediatas. Tenemos que
saber que nos pasamos durmiendo un tercio de nuestra vida, y que aunque sea una
de las funciones más importantes y gozosas del cuerpo humano junto con
respirar, el comer o el sexo, realmente se le dedica muy poca atención.
¿Quién no conoce a alguien que necesite
algún tipo de fármaco para dormir? Quizás, tú, que ahora lees esta entrada, te
hayas visto en la tesitura en alguna época de tu vida de no poder conciliar el
sueño. Los problemas cotidianos alteran nuestro estado espiritual, y más en
estos días, cuando el torbellino de problemas que rodean al mundo en general,
hace que muchas veces nos pasemos varias horas intentando entregarnos a los
dulces brazos de Morfeo, sin conseguirlo.
Morfeo era el dios del sueño, según la
mitología griega, hijo de Hipnos, que personificaba el sueño, y de Nix, la
noche, y hermano de Tanatos, la muerte, y fue a él a quien se le encargó la
misión de crear los sueños, y que estos adquiriesen formas humanas mientras se
dormía. Cuenta la leyenda que recorría el mundo una y otra vez, con sus
poderosas alas, creando fantasías para los humanos, y cuando alguien tenía
problemas para abandonarse a su inmenso poder, era muy hábil seduciéndolos y llevándolos consigo hasta el
mundo onírico, adquiriendo la forma de algún familiar o ser querido para
conseguirlo. En esta tarea le ayudaban sus hermanos, Fobetor y Fantaso, quienes
se encargaban de la aparición de los animales y de los objetos durante el sueño
reparador.
También los chinos, estudiaron y
profundizaron en la necesidad del dormir, creando para ello un rincón especial
en la ciencia del Feng-shui, tan suyo como la propia cultura china, fruto de
una tradición secular basada en la observación y experimentación, y cuyo
objetivo primordial es la búsqueda de una armonía entre el hombre, su hogar, y
la naturaleza. Así, el lugar en el que coloquemos la cama, deberá ir en función
de nuestro propio eje magnético con el de la Tierra , y para ello, se recomienda alinear la
cama lo más aproximadamente posible al eje norte-sur de la tierra, con la
cabeza al norte y los pies al sur. También los muebles, espejos y diferentes
objetos que se encuentren en el dormitorio, tienen especial relevancia a la
hora de conseguir una buena calidad del sueño, así como la colocación de
puertas y ventanas, y hasta los mismos colores de paredes y cortinas. Todo,
hasta la incidencia tanto de la luz natural, como de la artificial en nuestros
dormitorios, cobra una importancia excepcional en este milenario saber, del que
ya me ocuparé con más profundidad en otra ocasión.
Pero ahora, continuemos con las razones
que nos impiden dormir, al menos las que son más difíciles de controlar, las
que están dentro de nosotros mismos, que necesitan de soluciones más complejas
y van más allá de los cambios materiales, y tienen que ver con la salud, tanto
en la mental como en la física.
Ya sabemos que tenemos tres sistemas
nerviosos muy diferentes, el sensitivo, con el que se perciben las cosas
agradables, como las caricias, o desagradables, como el quemarse; el sistema
nervioso motor, que controla nuestros movimientos voluntarios, y el vegetativo,
que es el que se encarga del latido del corazón, la actividad interna de los
órganos, el transpirar, el rubor, y además, es el responsable de nuestra
tranquilidad interior, de nuestro equilibrio emocional. Una vez descartado que el
insomnio se deba a alguna enajenación mental, permanente o transitoria, durante
la cual se hará necesario un tratamiento psiquiátrico, sólo nos queda ese
equilibrio emocional, que en estos días es tan difícil de mantener, debido a
nuestro ritmo de vida, y fruto de las cada vez mayores exigencias de esta
sociedad en la que nos hemos visto inmersos casi de repente.
Puede ser un exceso de actividad mental,
especialmente si se tiene una vida muy sedentaria, para lo cual nada mejor que
el ejercicio físico, deportes, paseos, y sobre todo la práctica del yoga. La
falta de disponibilidad para el sueño, o sea, estar dispuesto a entregarse a
ese sueño reparador, que sólo se consigue cuando uno está contento consigo
mismo y tiene una cierta medida de bienestar, que contribuye a poder dormir libre
de interferencias. La depresión y el miedo, son los factores más concluyentes
para impedir una buena calidad de sueño, especialmente el miedo, pues la
depresión en sí, cuando se consigue que cesen los trastornos del sueño, el
estado depresivo comienza a desaparecer. Pero el miedo es más complejo, porque
no hay ninguna persona de sensibilidad normal que esté totalmente libre de
temores o miedo, siendo un instinto primitivo del ser humano.
En nuestra vida actual, el miedo parece
haberse independizado, se ha convertido en una enfermedad, casi diría en la
peor enfermedad de nuestro tiempo, una auténtica pesadilla. Ahora tenemos miedo
de perder la salud, del hambre, la pena, la incertidumbre, las guerras, la
pobreza, y multitud de catástrofes, que bien pueden ser cualquier pequeño acto
cotidiano, como lo es el cruzar una calle, coger un ascensor o conducir un
coche, es por tanto el miedo uno de los factores más importantes que pueden
originar el insomnio., ya que nos puede asaltar hasta en medio de los más
bellos sueños.
Aunque el miedo es necesario a veces, ya
que es una forma de protección del cuerpo, que acelera e intensifica la
actividad propia del corazón, así como nuestro pulso, incrementando la
respiración, y a través de las hormonas endocrinas, una disminución de la
fatiga. Podemos decir que el miedo en situaciones de emergencia cumple la
función de preservar nuestros cuerpos de cualquier ataque externo desconocido,
pero cuando se desboca, fuera de control es cuando debemos ponerle freno.
Para restablecer el equilibrio interior
hay que saber mirar hacia dentro de uno mismo, y buscar y encontrar serenidad,
tiempo libre, salir del lugar de donde uno vive habitualmente, sea por largas
vacaciones o una corta salida de fin de semana, o por unas horas. Mejorar las
relaciones con las personas que te rodean, familia o amigos, cultivar aficiones
en el tiempo libre, como leer, jardinería, pintar, bailar, y sobre todo,
perseverar mediante la autoconfianza en el logro de dominar nuestros miedos, siendo siempre positivos.
No nos olvidemos que somos nosotros
mismos los que tenemos y debemos poseer el control, y antes de que cualquiera
de los posibles actos negativos con los que tenemos que enfrentarnos en nuestro
día a día, llegue siquiera a rozarnos con el miedo, el enojo o el enfado, respiremos
profundamente tres veces, y recordemos que cada cosa tiene también su lado
positivo, y procuremos llegar siempre, a nuestra hora de conseguir el reparador
descanso, con una mente tranquila, sosegada y feliz, libre de preocupaciones,
para que Morfeo nos acune entre sus poderosas alas.
Y si quieren, también pueden ayudarse
probando uno de estos remedios naturales, como son los baños de melisa, lavanda o
valeriana, que favorecen el sueño y calman al corazón nervioso: Hervir 3 litros de agua con 100 gramos de raíz de
valeriana durante 10 minutos, colarlo y añadir el extracto al agua del baño. Se
pueden utilizar tintura de valeriana (200 gramos ) o extracto
de valeriana para baños.
Con 50 ó 60 gramos de hojas de
melisa, se añade un litro de agua, llevándola hasta el punto de ebullición, se
deja reposar 10 minutos, se cuela y se añade al baño, y lo mismo con las hojas
de lavanda, pero con 2
litros de agua.
Y si quieren disfrutar de una saludable y
relajante infusión, para tomar cuando su insomnio sea debido a un estado
depresivo, de inquietud, o en la menopausia, aquí les dejo una receta que
también fomenta la disponibilidad para el sueño:
Ingredientes:
Macerar la mezcla en 2 litros de agua tibia, durante
12 horas, removiéndola de vez en cuando. Colarla y endulzarla con miel,
calentando la infusión un cuarto de hora antes de irse a dormir.
¡Y ya saben, les deseo Dulces sueños queridos lectores!
me gusta lolita
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