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viernes, 30 de noviembre de 2012

Tinta fresca

Esta tarde con mi libro

Hoy, el último día del penúltimo mes del año, quiero compartir unas cuantas alegrías con todos ustedes. Esta mañana, cuando me levanté, no pintaba nada halagüeño, noticia catastrófica donde las haya para mi casa, a mi marido no le queda nada de paro, no llega al año trabajado, así que o encuentra algo pronto o la ayuda, si se la dan, se llevará por delante los meses que lleva acumulado de trabajo que son sólo seis, y que conste que no hemos cobrado mucho paro en nuestra larga vida laboral, pero así es la vida.
Luego, una carta en el correo me comunica que, al menos así lo entiendo yo, que la pensión de 384€ que me ha quedado está indebidamente ingresada y que tengo que devolver casi el pico completo, o sea los ochenta y cuatro euros, como ya le había enviado los 300 a una muy buena amiga que me los había prestado cuando más falta me hacía, eso significaba que empiezo el mes de navidad más o menos como el año pasado, totalmente arruinada, pero esta vez hay una diferencia, no estoy pasando por un tratamiento tan duro como fue el de la quimio del año pasado, ni tengo prevista más sesiones de radioterapia, ni estoy calva, descejada, despestañada, ni hinchada, así que como siempre digo que todo es una cuestión de actitud, decidí continuar mi día como si me hubiese pasado todo lo contrario.
De todas formas, ya llevábamos desde el miércoles un poco moscas con el resultado de mi último análisis, según el cual no tengo cáncer, pero por lo visto los riñones me han dejado de funcionar, y eso sí es más raro aún, pues algún síntoma de algo tendría que tener, y la verdad, mis queridos amigos, no puedo encontrarme mejor en cuanto a salud se refiere, lógicamente preocupada ante las próximas pruebas, pero totalmente segura de que voy superando mi enfermedad y que así será en el futuro, cuando la haya dejado totalmente atrás. Pero claro, eso es lo que pienso yo, mi marido está muchísimo más preocupado, ¡pobre mío! recuerda los malos momentos vividos, la incertidumbre, el miedo, el no saber por donde coger, y claro, le afecta mucho a su sistema inmunológico, y enseguida se pone malo.
Siempre intento distraerlo con cosas para sacarlo de sus bolsas de preocupación intensa, y hoy, como andamos con la preparación de mi próximo libro, que será un trabajo conjunto y de cocina, con unas sabrosas y suculentas recetas ideadas, escritas, y cocinadas por él, y una introducción relatada de su muy interesante vida entre fogones escrita por mí, amén de un prólogo que esperamos escriba alguien muy admirado y querido por mucha gente, periodista gastronómico, muy bueno, y al que espero contactar esta semana próxima, le sugerí que cocinara otra receta más, para hacerle las fotos pertinentes, y así aprovechábamos y sería el almuerzo de la niña, que llegó a las tres de la tarde, como cada día.
Nos regaló la receta nº 1, ensalada templada de fideos chinos con atún fresco y sésamo, absolutamente bestial, deliciosa, una explosión de sabores en el paladar, y como lleva el sésamo, en semillas y aceite, pues eso nos animó mucho, y decidimos salir a darnos nuestro paseíto diario por el campo.
Hoy no fue muy largo, y menos mal, porque justo cuando llegábamos a casa me llamaron de una mensajería que me traían un paquete.
¡Que bonita sorpresa! La segunda edición de mi libro, mi primera copia en papel, ha llegado a mis manos.
Que buena la sensación de volver a ver algo que has parido durante tanto tiempo de nuevo en el mundo. Es precioso, y el olor de la tinta fresca que sale de entre sus páginas me conmueve y me llena de orgullo una vez más, así que doble dicha, una nueva receta hecha y mi trabajo ya la venta, y decidí que me iba al pueblo, o sea, a San Pedro, a celebrarlo con los buenos amigos que ya me tenían pedido una copia. Han sido cinco libros los que he vendido esta tarde, y con los otros pocos que se han vendido por la web, ya tenemos dinero para la semana que viene, me he sentido totalmente segura de que también voy a salir de este bache otra vez, y sobre todo, me he sentido inmensamente feliz, porque he vuelto a compartir mi alegría con amigos a los que quiero mucho y a los que hacía tiempo que no veía, y que también están pasando momento duros con la salud, y que ahora, estoy segura de que también van a superarlo, lo mismo que yo.
Luego, en la puerta, nos hemos contado algunos chistes, bastantes, y nada mejor que unas risas en buena compañía para celebrar una vez más y proclamar a los cuatro vientos que la 2ª edición de mi libro ya está a la venta.
Hemos llegado a casa como acaban los buenos cuentos, ¡contentos y felices y soñando con perdices!  Muchas gracias queridos Rafi, Pepe, Antonio, Alex, Ana, Sara, Jose, Laura, y a todos los que he saludado esta tarde.
Buenas noches queridos lectores, y recuerden siempre que en la vida todo es cuestión de actitud, y nada mejor que ponerse los zapatos de tacones y ¡salir a pisotear la tristeza! Om Mani Padme Hum! Elevation!

jueves, 29 de noviembre de 2012

Escondida en la relajación

Barranco Blanco. Coin. Acrílico sobre saco.
Obra propia


Ya son muchos días en los que no he subido nada a mi querido blog, pero es que mi vida anda un poco revuelta y con mucha incertidumbre. Estoy en esa época del año en la que debo ir a pasar mi revisión de los seis meses, en lo que yo llamo mi ITV particular, que concluirá el próximo 17 de diciembre, y la verdad es que esta espera en los meses oscuros del otoño, no es tan fácil como lo fue en junio, cuando el sol brillaba a diario y mi playa me esperaba para acunarme entre sus olas y acariciarme en la arena. Ahora hace frío, y mi situación anímica se aplana un poco debido a las consabidas circunstancias económicas y laborales que afectan mi vida, como a la de muchos españoles, pero aún así, he decidido que esta vez será diferente. Para empezar, hace ya once días que dejé de fumar, y hace once días también, que empecé a caminar por el campo con mi perra Carlota, mi marido y mi niña. He descubierto los paseos por los campos de nuevo; ese aire fresco y cortante que te insensibiliza un poco las mejillas y la nariz mientras que caminas entre riscos y plantas silvestres, los sonidos calmantes de riachuelos que aparecen y se esconden de repente por en medio del camino, saludos de muchos vecinos y extranjeros residentes en la zona, jóvenes y mayores, con niños y con perros a su vez, que disfrutan de lo que para ellos es el clima ideal, porque realmente, exceptuando los días de lluvia, y aún así, es un privilegio el tiempo invernal que nos acompaña siempre por aquí.
Todo esto hace que la espera y la ansiedad de haber dejado el vicio del tabaco por fin, me cueste menos trabajo, especialmente cuando me ayudo para contrarrestar esos efectos de unos saludables ejercicios de relajación y meditación. En eso he andado todos estos días, amén de haber publicado por fin la segunda edición de mi libro, y haber avanzado bastante para la publicación de otro libro más muy pronto, esta vez de cocina, recetas de mi querido marido, quien anda cocinando a diario exóticos y sencillos platos, que a su vez mi hija y yo degustamos con mucha alegría después de haberles hecho las consabidas fotos, que ilustraran nuestro próximo trabajo juntos. Es un proyecto largamente acariciado, y en el que llevamos mucho tiempo, y que por fin, pronto se hará realidad.
Así que les dejo con esta pequeña reflexión informativa como entrada, y prometo subir varios post seguidos, en los que les contaré del método que he utilizado para dejar de fumar, de los beneficios de la relajación y la meditación, y sobre todo, de lo bueno que es contar con amigos que siguen acordándose de ti, que se preocupan a pesar de las distancias, y muy importante, lo increíblemente maravilloso  e importante que es refugiarse en la familia, que es la que verdaderamente te da la alegría y la fuerza para soportar cual vicisitud o adversidad que se presente en la vida. Gracias a mi hija, a mi marido, a mis muchos primos /as, y por supuesto mil gracias también para todos mis amigos feisbuqueros que siguen alegrándome siempre los días con sus historias, sus fotos y sus alegrías.
Om Mani Padme Hum! Elevation amigos!

jueves, 15 de noviembre de 2012

¡Ya a la venta la 2ª edición!

Portada de la 2ª edición de mi libro

¡Por fin llegó el día! Y es con mucha alegría y gran ilusión que les dejo aquí el enlace para los que quieran comprar mi libro o leerlo en e-book.
Aunque sea una 2ª edición, he incluido varios cuentos nuevos, y al mismo tiempo, he querido colaborar dentro de mis posibilidades con algunos de los proyectos que existen para ayudar a los más necesitados de nuestro planeta, así que con la compra de este libro quiero que sepa que está colaborando con Amnistía Internacional con la cantidad de 1€ para ayudar a esa niña llamada Malala, quién en Pakistan, desafió a los talibanes, que prohíben la asistencia de las niñas al colegio, y fue disparada en la cabeza cuando regresaba a su casa en un autobús escolar. Ahora se recupera en un hospital inglés de sus terribles heridas, pero no ha cejado en su empeño, y pronto hará que no sólo ella, sino todas las niñas que son discriminadas por su condición de género, puedan alcanzar su sueño de estudiar en un colegio a pesar de las prohibiciones.
Muchas gracias por leerme, y espero que disfruten de este libro, lo mismo que lo hice yo mientras estaba escribiéndolo, y espero que pronto podré obsequiarles con una nueva publicación.
Om Mani Padme Hum!



http://www.bubok.es/libros/218909/El-dia-que-murio-John-Lennon-De-relatos-cuentos-y-otras-leches-2-Edicion



miércoles, 14 de noviembre de 2012

El sueño del buen dormir

Morfeo

Hoy quiero hablar del sueño, que no son los sueños, porque esos todo el mundo los tenemos, algunas veces alcanzables, y otros, cada vez se alejan más de nuestras metas más inmediatas. Tenemos que saber que nos pasamos durmiendo un tercio de nuestra vida, y que aunque sea una de las funciones más importantes y gozosas del cuerpo humano junto con respirar, el comer o el sexo, realmente se le dedica muy poca atención.
¿Quién no conoce a alguien que necesite algún tipo de fármaco para dormir? Quizás, tú, que ahora lees esta entrada, te hayas visto en la tesitura en alguna época de tu vida de no poder conciliar el sueño. Los problemas cotidianos alteran nuestro estado espiritual, y más en estos días, cuando el torbellino de problemas que rodean al mundo en general, hace que muchas veces nos pasemos varias horas intentando entregarnos a los dulces brazos de Morfeo, sin conseguirlo.
Morfeo era el dios del sueño, según la mitología griega, hijo de Hipnos, que personificaba el sueño, y de Nix, la noche, y hermano de Tanatos, la muerte, y fue a él a quien se le encargó la misión de crear los sueños, y que estos adquiriesen formas humanas mientras se dormía. Cuenta la leyenda que recorría el mundo una y otra vez, con sus poderosas alas, creando fantasías para los humanos, y cuando alguien tenía problemas para abandonarse a su inmenso poder, era muy hábil  seduciéndolos y llevándolos consigo hasta el mundo onírico, adquiriendo la forma de algún familiar o ser querido para conseguirlo. En esta tarea le ayudaban sus hermanos, Fobetor y Fantaso, quienes se encargaban de la aparición de los animales y de los objetos durante el sueño reparador.

También los chinos, estudiaron y profundizaron en la necesidad del dormir, creando para ello un rincón especial en la ciencia del Feng-shui, tan suyo como la propia cultura china, fruto de una tradición secular basada en la observación y experimentación, y cuyo objetivo primordial es la búsqueda de una armonía entre el hombre, su hogar, y la naturaleza. Así, el lugar en el que coloquemos la cama, deberá ir en función de nuestro propio eje magnético con el de la Tierra, y para ello, se recomienda alinear la cama lo más aproximadamente posible al eje norte-sur de la tierra, con la cabeza al norte y los pies al sur. También los muebles, espejos y diferentes objetos que se encuentren en el dormitorio, tienen especial relevancia a la hora de conseguir una buena calidad del sueño, así como la colocación de puertas y ventanas, y hasta los mismos colores de paredes y cortinas. Todo, hasta la incidencia tanto de la luz natural, como de la artificial en nuestros dormitorios, cobra una importancia excepcional en este milenario saber, del que ya me ocuparé con más profundidad en otra ocasión.

Pero ahora, continuemos con las razones que nos impiden dormir, al menos las que son más difíciles de controlar, las que están dentro de nosotros mismos, que necesitan de soluciones más complejas y van más allá de los cambios materiales, y tienen que ver con la salud, tanto en la mental como en la física.
Ya sabemos que tenemos tres sistemas nerviosos muy diferentes, el sensitivo, con el que se perciben las cosas agradables, como las caricias, o desagradables, como el quemarse; el sistema nervioso motor, que controla nuestros movimientos voluntarios, y el vegetativo, que es el que se encarga del latido del corazón, la actividad interna de los órganos, el transpirar, el rubor, y además, es el responsable de nuestra tranquilidad interior, de nuestro equilibrio emocional. Una vez descartado que el insomnio se deba a alguna enajenación mental, permanente o transitoria, durante la cual se hará necesario un tratamiento psiquiátrico, sólo nos queda ese equilibrio emocional, que en estos días es tan difícil de mantener, debido a nuestro ritmo de vida, y fruto de las cada vez mayores exigencias de esta sociedad en la que nos hemos visto inmersos casi de repente.
Puede ser un exceso de actividad mental, especialmente si se tiene una vida muy sedentaria, para lo cual nada mejor que el ejercicio físico, deportes, paseos, y sobre todo la práctica del yoga. La falta de disponibilidad para el sueño, o sea, estar dispuesto a entregarse a ese sueño reparador, que sólo se consigue cuando uno está contento consigo mismo y tiene una cierta medida de bienestar, que contribuye a poder dormir libre de interferencias. La depresión y el miedo, son los factores más concluyentes para impedir una buena calidad de sueño, especialmente el miedo, pues la depresión en sí, cuando se consigue que cesen los trastornos del sueño, el estado depresivo comienza a desaparecer. Pero el miedo es más complejo, porque no hay ninguna persona de sensibilidad normal que esté totalmente libre de temores o miedo, siendo un instinto primitivo del ser humano.
En nuestra vida actual, el miedo parece haberse independizado, se ha convertido en una enfermedad, casi diría en la peor enfermedad de nuestro tiempo, una auténtica pesadilla. Ahora tenemos miedo de perder la salud, del hambre, la pena, la incertidumbre, las guerras, la pobreza, y multitud de catástrofes, que bien pueden ser cualquier pequeño acto cotidiano, como lo es el cruzar una calle, coger un ascensor o conducir un coche, es por tanto el miedo uno de los factores más importantes que pueden originar el insomnio., ya que nos puede asaltar hasta en medio de los más bellos sueños.
Aunque el miedo es necesario a veces, ya que es una forma de protección del cuerpo, que acelera e intensifica la actividad propia del corazón, así como nuestro pulso, incrementando la respiración, y a través de las hormonas endocrinas, una disminución de la fatiga. Podemos decir que el miedo en situaciones de emergencia cumple la función de preservar nuestros cuerpos de cualquier ataque externo desconocido, pero cuando se desboca, fuera de control es cuando debemos ponerle freno.
Para restablecer el equilibrio interior hay que saber mirar hacia dentro de uno mismo, y buscar y encontrar serenidad, tiempo libre, salir del lugar de donde uno vive habitualmente, sea por largas vacaciones o una corta salida de fin de semana, o por unas horas. Mejorar las relaciones con las personas que te rodean, familia o amigos, cultivar aficiones en el tiempo libre, como leer, jardinería, pintar, bailar, y sobre todo, perseverar mediante la autoconfianza en el logro de dominar nuestros miedos,  siendo siempre positivos.
No nos olvidemos que somos nosotros mismos los que tenemos y debemos poseer el control, y antes de que cualquiera de los posibles actos negativos con los que tenemos que enfrentarnos en nuestro día a día, llegue siquiera a rozarnos con el miedo, el enojo o el enfado, respiremos profundamente tres veces, y recordemos que cada cosa tiene también su lado positivo, y procuremos llegar siempre, a nuestra hora de conseguir el reparador descanso, con una mente tranquila, sosegada y feliz, libre de preocupaciones, para que Morfeo nos acune entre sus poderosas alas.
Y si quieren, también pueden ayudarse probando uno de estos remedios naturales,  como son los baños de melisa, lavanda o valeriana, que favorecen el sueño y calman al corazón nervioso: Hervir 3 litros de agua con 100 gramos de raíz de valeriana durante 10 minutos, colarlo y añadir el extracto al agua del baño. Se pueden utilizar tintura de valeriana (200 gramos) o extracto de valeriana para baños. 
Con 50 ó 60 gramos de hojas de melisa, se añade un litro de agua, llevándola hasta el punto de ebullición, se deja reposar 10 minutos, se cuela y se añade al baño, y lo mismo con las hojas de lavanda, pero con 2 litros de agua.
Y si quieren disfrutar de una saludable y relajante infusión, para tomar cuando su insomnio sea debido a un estado depresivo, de inquietud, o en la menopausia, aquí les dejo una receta que también fomenta la disponibilidad para el sueño:
Ingredientes:
10 g de flores de espino blanco
30 g de hierba de San Juan
30 g de hojas de melisa
10 g de conos de lúpulo
10 g de flores de azahar
10 g de flores de lavanda
10 g de malva roja
Macerar la mezcla en 2 litros de agua tibia, durante 12 horas, removiéndola de vez en cuando. Colarla y endulzarla con miel, calentando la infusión un cuarto de hora antes de irse a dormir.

¡Y ya saben, les deseo Dulces sueños queridos lectores!




martes, 13 de noviembre de 2012

El teatro

Valle de Pokara.Nepal. Obra propia. Óleo sobre lienzo

Esta vida es un teatro
Y nosotros los actores
Tenemos que hacer papeles
Buenos, malos y peores.

Hacer de necios sabiendo
Y sin saber, de doctores,
Y decir: pues eran pares
Aun sabiendo que eran nones.

Reír, hacer de contento,
Aunque por dentro uno llore
Ser la lluvia, ser el viento
El jardinero, las flores.

Todo hay que ser, sin ser nada
Cuanto sin nada, hay que hacer
Cuantas veces la mirada
Quiere esconderse, no ver.

Que no somos quienes somos,
Sino quien nos dejan ser,
Que hay que ir donde nos digan,
Y lo que digan hacer.

Que a duros golpes vivimos
Y sin apenas placer,
Que en un momento morimos
Y cuanto hay que padecer.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Regalando felicidad en un domingo soleado

Vista desde la terraza este domingo mientras escribo

Regalando felicidad en un domingo soleado

Siempre es así, después de cada tempestad siempre llega la calma, y hoy domingo, nos han regalado un día brillante y repleto de luz y color. Como si toda el agua que ha caído estos días hubiese sucedido en otro lugar. Hasta las mismas noticias tan horribles que nos ha dejado la semana parecen encajar en otra dimensión menos lúgubre, especialmente cuando se acompañan con esas promesas que esperemos no queden en eso, promesas, de que a partir del lunes se llegará a un acuerdo para parar los desahucios. Al menos, a las familias de esas pobres gentes que no pudieron aguantar la presión y la desolación y decidieron acabar con todo de la forma más triste posible, les quedará el consuelo de que sus vidas no se habrán perdido en vano.

Aunque durante la madrugada, la lluvia volvió a caer, rabiosa e intensamente, con obvias señales de estar enfadada, golpeando con fuerza la chapa de los techos del aparcamiento de aquí abajo, como avisando al mundo de que no pueden olvidarse de las promesas, y con un claro afán de ayudar a lavar las huellas de todas las lágrimas que se han derramado en toda España desde el comienzo de este aciago mes.
Pero ahora, los negros nubarrones que nos han acompañado durante casi toda la semana se han convertido en unas nubes blancas y algodonosas que flotan lánguidamente en el inmenso azul del cielo, paseando encantadas de un lugar a otro, arrastradas por un vientecito fresco y suave, propio de esta época del año. Los pájaros, que han estado desaparecidos, guarecidos en sus secretos rincones, ahora revolotean por encima de mi jardín, jugando con los profundos violetas y rosas de las hojas de las buganvillas, las blancas adelfas,  y el rojo vivo de los hibiscos, que parecen estirarse, orgullosos de haber sobrevivido con todas sus flores intactas al terrible temporal.
Con un día tan perfecto, no me queda otra que subirme a la terraza de arriba, a disfrutar del increíble paisaje que desde aquí se divisa, y bajo los cálidos rayos del sol escribir esta entrada para regalarle al mundo mi inmenso estado de felicidad. Porque señores, a pesar de todo yo vivo muchos momentos felices, quizás por nimiedades, pero créanme, tan intensamente felices que a veces duele, y es que después de tantos sufrimientos un simple detalle, como puede ser el hecho de haberme despertado para ver este hermoso día, me llena el corazón. Muchas veces pienso que se debería de haber inventado una máquina para que en vez de inyectar medicinas por las venas, se pudiese inyectar un poco de felicidad a todos los que sufren en el mundo. Por enfermedad, por soledad, por ausencias, por hambre, por guerras, todo debería poder curarse con un poco de felicidad compartida.
Podría ser un aparatito pequeño, como una especie de cronómetro, que cada uno pudiésemos graduar según las necesidades del necesitado de un poco de alegría, y con un radio de alcance que dependiese de hacia donde queremos dirigirlo, para que nunca se quedase corto.
Yo enviaría esos rayos de felicidad invisible antes que nada hacia mi pueblo, Barbate, para que aliviara el dolor de mis primas y primos por la pérdida de sus seres queridos, para mi hermano, para que sienta alivio en su soledad, para mis amigos/as, Ana, Cati, Afi, Miguel,   que también sufren por culpa de la enfermedad y de las ausencias, para todos esos hombres y mujeres que después de toda una vida luchando por y con el mar, ahora ven como se lo van arrebatando poco a poco, para los jóvenes de mi pueblo, que  contemplan su futuro con ese horrible desasosiego  de no saber que les espera. Lo enviaría también hacia mi otro pueblo, San Pedro de Alcántara, donde hay muchos amigos que sufren por culpa del cáncer, del paro, y de la incertidumbre. Para Granada, donde mis amigas Mercy  y María, intentan cada día repartir todo su amor entre sus familias y amigos, para que le dé fuerzas y nunca desfallezcan en su labor.
Hacia Guatemala, para que alivie el dolor y el miedo después del terrible terremoto; hacia ese hospital inglés donde se recupera Malala de sus terribles heridas, para el Tíbet, para que los tibetanos puedan vivir en paz en su maravillosa tierra sagrada. Tampoco me olvidaría de Siria, donde habría que  apuntar todos los aparatitos del mundo para que de una vez por todas se acabe esa guerra tan cruel. Y por supuesto, enviaría un rayo enorme hacia Cuba, ese país que tanto me duele, para que su gente puedan conocer al fin la Libertad, esa que durante más de medio siglo le han arrebatado.
Yo llenaría estos aparatos con rayos de sol, con música, con bailes, con comida, con paz, con libertad, y sobre todo, con mucho cariño y amor, pues al fin y al cabo, sólo el amor puede llenar el corazón del ser humano de alegría y felicidad, desbancando el odio, la ira y el rencor hacia un lugar de donde no puedan salir jamás.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Poesía para Las Musas


Marakei. Isla del Pacífico. Óleo sobre lienzo. Obra propia
A Mis Musas

Unas formas luminosas,
Atravesaban mi ventana,
Y aún hacía más hermosos,
Los colores que imaginaba.

Reían, y sus dulces risas,
Alegraban mi almohada,
Y sentía una suave brisa,
Cuando hacia mí se acercaban.

 Dibujaba sus cuerpos,
 Y sus rostros, como de hadas,
Las situaba en un bosque,
Encantado, ¡por si faltaba!

Riendo, me daban flores,
Y luego me las quitaban,
Y corrían con unicornios,
Y luego regresaban.

Me sentía que estaba libre
Que con ellas me llevaban,
Me decían: ¡Poeta escribe!,
¡Alégrate!, Lo triste acaba.

Pero el calor de aquellas formas
Se extinguió,  se fueron las hadas,
Y en vez de sentirme mayo,
Me sentí noviembre, nada.

Al dejar de imaginar,
Vi de nuevo donde estaba,
En mi triste habitación,
Y con la puerta cerrada.

Olvidada de todos,
Y apagada mi mirada
Escuchando la lluvia,
 Que sobre el tejado sonaba.

viernes, 9 de noviembre de 2012

¡Ni un Desahucio más!

Por Amaia Egaña

Amaia también se marchó

Hoy me había sentido bastante animada durante toda la mañana. No ha sido por nada especial, al medio día bajé a la calle en medio del descanso de las aguas torrenciales de estos días, que ha sido eso, un descanso, porque ahora mismo, en la madrugada, sigue lloviendo con tanta fuerza como ayer. Pasé por un banco y luego recogí a mi niña del autobús, cosa que normalmente hace su padre solo, y en el intervalo visité la pizzería de mi amiga.
Hasta ahí nada hacía presagiar el resto de acontecimientos que se sucederían, y que conste que sigo mirando la vida de una forma positiva, pero ha habido un punto de inflexión en mis quehaceres cotidianos que me han hecho pensar seriamente en mi verdadera situación, la económica y la otra, la espiritual.
Cada día, al despertarme, me hago el firme propósito de que pase lo que pase tengo que aceptarlo y tratar de verlo desde todos los prismas posibles, y si se puede, reírme de lo que sea, o al menos, echarle una sonrisa. Algunas veces son facturas que se cuelan en el correos, o cartas amenazantes del banco señalándote que debes una letra más de la hipoteca, últimamente también, cartas del hospital recordándote que se acerca la fecha de las segundas pruebas para comprobar que todo sigue en orden, una especie de ITV después del cáncer de mama, que tendré que pasar de momento cada seis meses, y durante cuatro años más, pero que sigue provocándome escalofríos cuando recuerdo los largos y duros meses vividos.
Como decía, eran las tres y piquito cuando hemos llegado a la casa, y aunque normalmente almorzamos a esa hora y no ponemos las noticias, sino los dibujitos de Scooby Doo, que mi niña sigue adorando, hoy al haberme bajado yo también a recogerla no ha sido así, la comida no estaba lista y puse las noticias mientras trasteaba en la cocina.
Me impactó muchísimo, enseguida me identifiqué con ella, Amaia, la mujer de Barakaldo que hoy se quitaba la vida antes de abandonar su casa por un nuevo desahucio. Una nueva muerte provocada por la angustia de pensar que una vez pierdes tu casa, por la que tanto has luchado, ¿que te queda luego? si ni siquiera te dejarán levantar cabeza nunca más.
Otra historia más en la que la victima no dio a conocer a nadie su verdadera situación, ya que nadie ni siquiera  la imaginaba, ni el alcance de la misma, que los había llevado hasta un nuevo y desgraciado desahucio más.
Creo que la misma conmoción que sacudió la calle esta mañana al conocerse la noticia, ha sido la que me ha golpeado a mí, pues en verdad me siento muy preocupada por mi tema.
No voy a ahondar más en la situación económica que llevamos sufriendo en mi casa desde hace cuatro años, pero hasta el mes de octubre del año pasado, cuando mi marido una vez más se quedó sin trabajo, y sin posibilidad de buscarlo por mi delicado estado de salud, estuvimos luchando por pagar la hipoteca, a costa de quedarnos sin comer, sólo a través de comedores sociales, Cáritas, la iglesia, amigos, y no se que más, lográbamos sobrevivir.
Pero ya, desde el mes siguiente no pudimos hacer frente a las letras, y ahora hará un año que no hemos podido hacer frente a ningún pago más. El banco, o sea, mi banco, que no es otro que Bankia, antes Bancaja, me ofreció la dación en pago en el mes de abril, si les entregaba la casa en un mes, me quedaba limpia de deudas, todo ofrecido dentro de la mayor amabilidad y comprensión por nuestra situación, y como una concesión especial.
Aceptamos  la oferta y nos dispusimos a investigar la forma de poder alquilar una casa, que no bajaban de los quinientos euros, no teníamos ni para la fianza, ni para pagar un alquiler, y en esa disyuntiva estábamos cuando saltó el escándalo de Bankia, y comprendimos la urgencia del banco en que entregásemos nuestra casa con tanta premura. Una nueva visita nos alargó el plazo, y le pedí que estudiase la forma de poder pagar sólo quinientos euros mientras que nuestra situación mejorase. Respuesta vaga de estudiarlo, y nada más. Ya luego, recibimos una carta en la que se nos comunica  que pasarán al proceso judicial, y ni una noticia más desde entonces. Al banco hemos vuelto, pero ya la última vez, la otrora amabilidad del director se ha convertido en una crispación y una desazón de no saber que decirme, cinco días para que les entregase la llave y ya luego se estudiarían si me daban la dación en pago.
Así que en esas estamos, ellos desesperados porque yo me vaya de la casa. Yo, pensando, que eventualmente me llegará el juicio y la orden de desalojo, y que no tendrán en cuenta que toda esta situación se ha originado por culpa de mi enfermedad, por la situación laboral en el país, por una crisis en la que ellos han colaborado con ahínco; nada de eso, para ellos no soy nada más que un montón de ladrillos, del que tienen que adueñarse sea como sea.
Con todos estos pensamientos llegó las siete de la tarde, y decidí que iría a echar uno de esos euromillones, que hacía mucho tiempo que no jugaba, quizás tenga suerte y gane para solucionar mis problemas y los de mucha gente, y con esas llegué al pueblo. Me encontré con una amiga, a la que hace mucho que no veía y a la que quiero mucho, le pregunté por nuestros amigos comunes, y me dio una noticia muy triste. Alguien a quien las dos queremos mucho, está pasando por unos momentos muy duros y crueles, su cuerpo batalla contra la maldita lacra del cáncer, y lo tiene muy difícil. Sabemos que es una persona luchadora, y que no se dejará vencer tan fácilmente, está rodeada de toda su familia, y de muchos amigos que la queremos, y que todavía creemos en los milagros. Y ha sido esta noticia la que ha cambiado por completo el impacto que me produjo la pérdida de esa vida por culpa de un desahucio, mi actitud derrotista de horas antes se desvaneció por completo.
De repente lo veo todo más claro, sí merece la pena luchar,  por mi casa que tanto trabajo sudor y lágrimas nos ha costado a mi marido y a mí por mantenerla, por mi niña, para que al menos durante su adolescencia no tenga que preocuparse de donde va a vivir, por todos aquellos que están en mi misma situación, y porque se cambien las leyes.
Ahora el gobierno dice que va a cambiar la ley, que no va a haber más desahucios, y yo sigo esperanzada de que a mí no me va a tocar, y el lunes iré a hablar con mi banco y tendrá que ofrecerme una solución, porque si sigo con esta espada de Damocles sobre mi cabeza, en la que se ha convertido mi querido hogar, no podré estar al cien por cien cuando vaya a pasar las pruebas. Y eso, señores, es un lujo que no me puedo permitir, por mi hija, por mi marido, y por las muchas cosas que me quedan por vivir. Así que termino este post con un grito de alegría y rompo una lanza para que no haya mas noticias como las que nos han contado hoy, y porque mi amiga salga adelante.
¡No se olviden de ponerse los zapatos de tacón y salir a pisotear la tristeza!
¡Om Mani Padme Hum!


jueves, 8 de noviembre de 2012

¡Despierta Cuba!

Cascadas del nicho, Sierra del Escambray, Cuba
Acrílico sobre lienzo. Obra propia

Martes, 19 de Febrero 2008.- “Fidel Castro renuncia a su puesto de comandante en jefe y presidente de Cuba. A sus 81 años, dice no estar preparado físicamente para afrontar las grandes responsabilidades y decisiones que se avecinan”.

El día que apareció esta noticia en todos los periódicos del mundo, se abrió una interrogante llena de misterios, misterios que por otra parte, no se han desvelado aún, más bien diría, que han alcanzado el concepto de uno de esos secretos que ni la misma iglesia ha sido capaz de desvelar.

Ya han pasado cuatro años y pico desde aquel anuncio, todo el mundo pensó que al fin, el comandante, había desistido de seguir jugando a ser Dios. Nada más lejos de la realidad, finalmente se convenció de que era un dios, y como tal ha seguido jugando con los designios de millones de cubanos que siguen desesperándose en sus calles y campos, maltrechos y heridos de muerte.

Han sido muchos y muy variados, el cúmulo de acontecimientos devenidos en el país y en el mundo desde aquel día, pero para él, todo parece seguir igual, anclado en sus recuerdos de aquel famoso octubre, y la crisis de los misiles, cuando el mundo temblaba bajo la amenaza de que su dedo apretase aquél fatídico botón rojo que acabaría no sólo con América, sino con el resto del planeta.
-“Nunca pediremos excusas a nadie por lo que hicimos”, afirma rotundo y testarudo desde su decrépita vejez, y probablemente desde el pantano en el que se ha convertido la ciénaga de su cerebro.

Aunque todos se empeñan en atribuirle una envidiable agilidad mental y física, difícilmente demostrable por mucho photoshop y artículos publicados en el Granma, no es muy seguro que haya estado al tanto de los aconteceres de la que un día fue una nación libre, que parece más determinada que nunca a sacudirse el yugo de la dictadura castrista de una vez para siempre.

Han sido muchas las vidas sacrificadas en aras de la libertad, por tanto tiempo exigida y necesitada. Se fueron Orlando Zapata Tamayo, Laura Pollán, Harold Cepero, Oswaldo Payá, y muchos otros que seguramente nunca sepamos, y otros, que estuvieron al borde de la misma muerte, como Marta Beatriz Roque o Guillermo Fariñas.
En estos mismos momentos, según informa un bloguero, las detenciones y arrestos arbitrarios a periodistas, disidentes y blogueros arrecian por minutos, aunque no haya nadie de la prensa internacional cubriendo la noticia.
La crítica y conocida bloguera cubana Yoani Sánchez también se encuentra retenida, así como el propio Fariñas, abogados, periodistas, ex presos políticos del grupo de los 75, y no se sabe cuantos más, en una ola de represión sin precedentes.

Quizás el huracán Sandy haya dejado algo más que destrucción a su paso por Cuba, y esta vez, la gente en verdad despierte de su letargo, ante la oleada de promesas vacías que le siguen llegando desde un gobierno que simplemente sigue disfrazando su ineptitud y su avaricia desde hace más de medio siglo. Parece que se acabaron las consignas, y ante la ola imparable de protestas que se cuelan por las redes, a través de las palabras siempre claras de esos blogueros que arriesgando sus propias vidas, luchan por hacer llegar su voz a cualquier rincón posible en el maltratado país y más allá de sus fronteras. De periodistas independientes, de disidentes que ganan premios internacionales a pesar de no poder salir a recogerlos, de abogados que informan de los derechos de todo cubano, y de un número cada vez mayor de voces desconocidas que saltan repentinamente a las pantallas de millones de ordenadores en todo el mundo a través de Youtube gritando su descontento. Quizás esta vez el miedo les haya hecho saltar, y a pesar de querer vender al mundo una vez más, esa interminable letanía de que el enemigo imperialista está detrás de todo aquel que protesta en el país, ya ellos saben que su final se acerca, y de alguna manera u otra, Cuba volverá a resurgir de sus cenizas.
Como dijo la propia Yoani Sánchez: “En las dictaduras, una vez que uno empieza a llamarlas por su nombre, es como si comenzara a destruirlas”.

Cambiando armarios en noviembre

En mi 7ª Quimio, la pasada Nochevieja, celebrada con mi hija
y mi marido en la casa. Con mi peluca y mi traje de fiesta.

Cambiando armarios en Noviembre

¡Por fin llegaron las aguas! Este año han tardado más en llegar, y es que, eso es lo que tiene vivir en una zona tan privilegiada como lo es la Costa del Sol. Marbella, San Pedro Alcántara, Estepona, y todas sus pedanías, disfrutan siempre de un clima envidiable, aunque con estos días de agua que llevamos nada nos lleve a pensarlo, ¡porque mira que está lloviendo! Pero como digo, al fin llegaron las lluvias y llegó el tan ansiado y temido momento de cambiar de ropas en la casa.
Se abren armarios y van saliendo como en un eterno desfile, vestidos descotados, faldas imposibles, shorts, camisetas, toallas de playa, bikinis, pareos, pañuelos para la cabeza, sandalias; esas sandalias que han enseñados nuestros pies desnudos al mundo hasta casi ahora mismo, y que ahora parecen abochornadas de tanto descoco y se apresuran a esconderse en bolsas y cajas hasta el próximo verano.
Todo adquiere un tinte diferente, cuando uno tras otro van acabando, bien en la lavadora para prepararlos para su largo encierro, o directamente en bolsas donde dormirán su sueño invernal en el fondo de baúles y cajones.
Junto con ellos, se van quedando atrás largas tarde de verano contemplando atardeceres, días de risas y baños, de juegos con las olas, comidas playeras, esas sangrías caseras compartidas con amigos en la orilla del mar. Fiestas de lunas llenas, conciertos al aire libre, exposiciones, ferias de pueblo, moragas, barbacoas, bautizos, bodas y comuniones, todos celebrados bajo el alegre augurio del sol y de las cálidas temperaturas en toda la geografía española, cada una de ellas pasará a compartir su lugar junto con nuestros vestuarios veraniegos.
Durante el verano, hasta la más negra de las calamidades parece alejarse de nosotros, aunque sea en sentido metafórico, ya que el dolor y la tristeza no entienden de estaciones, como no entienden tampoco la pobreza, la enfermedad, ni la propia muerte, y es que al ser humano le basta un simple rayo de sol para engancharse a él cual cabo salvador. Ni tan siquiera la complicada y peligrosa situación financiera de nuestro país, con la que nos han bombardeado sin piedad durante la época estival, ha logrado impedir que todos hayamos disfrutado, a un nivel u otro, y de diferentes maneras, de un estupendo y feliz verano.
Pero ya llegó noviembre, a mi juicio el mes más triste del año, ya que lo comenzamos con la memoria de todos nuestros seres queridos que ya no están con nosotros, y el recuerdo todavía duele. Este año doblemente triste por la pérdida de cuatro jóvenes vidas, truncadas, como en un cruel sarcasmo, en lo que parecía ser una inocente fiesta de Halloween. La música y el ruido acompañaron sus partidas, ignorantes del drama que se vivió en aquella ratonera en la que se había convertido un pasillo de salida. La tragedia del Madrid Arena, y los nombres de Katia, Rocío, Cristina y Belén, estarán siempre ligados al comienzo de todos los próximos noviembres que lleguen.
Y nosotros, los que quedamos, sacaremos todas nuestras prendas de abrigo, botas y zapatos, edredones y mantas, con las que cubriremos nuestros cuerpos durante los largos y oscuros días de invierno que se avecinan. Nos refugiaremos, bajo ellos, no sólo del frío, sino de todas esas otras noticias que hablan de futuros esperpénticos, de desastres naturales, de gentes sin casas, sin comida, sin trabajo.
Sacamos de nuestros arcones, no sólo ropa, sino una coraza protectora, que se convertirán en nuestra tabla salvadora en los duros meses venideros.
Hay como una sensación de desamparo y desesperación cuando agarramos abrigos y ponchos de lana, pero yo quiero romper una lanza por la esperanza. Tenemos que mirar bien en el fondo de nuestros baúles, pues seguro que quien más o quien menos, tiene alguna lentejuela brillante en algún vestido o camiseta que casi habíamos olvidado. Un zapato de salón de tacones y punteras imposibles, los cuales dominamos como verdaderas acróbatas cuando nos subimos a ellos, y un bolso de noche en el que duerme escondida aquella barra de labios que usamos en las últimas fiestas.
Hay que aferrarse a ellos, y pensar, que noviembre será pronto un mes pasado, y que luego llega diciembre, cuando nuestras calles volverán a iluminarse con bombillitas de colores, anuncios de premios y loterías, rifas de cestas y canastos de Navidad, y aunque también nos traigan recuerdos de ausencias, debemos convertirlos en aquellos momentos felices que compartimos con los que ya no están.
Pensemos, aunque sea por un momento, que diciembre será un mes diferente, que nos dejará mejores noticias en lo económico, en lo social, en la ciencia, en la lucha por curar esas enfermedades malditas que tanto dolor producen. Pensemos que podremos ayudar a todas esas personas que luchan y sufren cada día por culpa de su situación económica, a los que a pesar de haberlo perdido todo siguen adelante sin desmayo.
Dejemos que la visión de nuestra ropa de fiesta se convierta en una realidad, hagamos una cadena de solidaridad, aunque sólo puedas con el pensamiento, porque estoy segura, de que si todos proyectamos el mismo pensamiento positivo, lo llenamos de luz y amor, no sólo seremos y nos sentiremos mejores personas, sino que ayudaremos de verdad y con el corazón a aquel que más lo necesita. Y recuerda, siempre llegará el verano y habrá que volver a cambiar los armarios, así que ponte los tacones y ¡sal a pisotear la tristeza!