Me siento rota, acabo de llegar del
cementerio de San Pedro, en un día de Navidad tan soleado y tan precioso como
hemos tenido, con un mediodía de sol que invitaba a la vida y al gozo de un día
nuevo, y sin embargo, ni siquiera el azul del cielo logró borrar las negras
nubes de dolor que se cernían sobre el pueblo. Nos ha dejado una gran persona,
alguien que supo luchar hasta el final dando siempre su lado más bueno no sólo
a su ahora desolada familia, sino al mundo entero, mi querido amigo Antonio
Parra Mata.
Hace cuatro días escuchaba a
Dorian, la canción A cualquier otra parte”, del álbum “El futuro no es de nadie”,
en Spotify, donde compartía su música con su inmenso grupo de amigos de su red
social en Facebook.
Desde allí nos comunicaba todas sus
actividades, incluyendo el día que comenzó su lucha contra esta puta enfermedad
que ya nos ha tocado a muchos, recuerdo que fue este pasado mes de junio, un
año justo desde cuando yo misma había pasado por ese amargo trance que es vivir
una quimioterapia. Cada mejoría la anunciaba, y todos nos preocupábamos cuando
dejaba de poner cosas en su muro, pero nada, a los pocos días nos animaba una
vez más con alguna buena noticia. Los que tuvimos la ocasión de compartir con
él algunos de su últimos momentos en su querido Pub Lennon, junto a su valerosa
mujer, Ana, luciendo con orgullo su pelo corto, en solidaridad con su lucha, y su
gran amigo, mejor, hermano, Salva, recordaremos su contagiosa alegría y su
eterna sonrisa en su cara, nunca desfalleció, animado y animando hasta el
final, ni siquiera renunció a los paseos por las calles de su querido pueblo, saludando contento y feliz a todos los amigos con los que se cruzaba en cuanto podía.
Nunca olvidaré su entusiasmo cuando me
enseñó que llevaba colgado al cuello el Buda que le había hecho llegar a través
de su hija, incluso colgó una foto en su muro del día que lo hizo, ni la última
cerveza que me tomé con él y Salva en el bar debajo del Lennon hace apenas doce
días. Me encantó verlo, me hizo sentir vital, como siempre, era un ejemplo a
seguir, de fuerza y de voluntad. Tampoco olvidaré su felicidad cuando hizo su
viaje a Sudáfrica, para el mundial de fútbol, ni cuando comunicó su boda, ni
los momentos gloriosos cuando lo veías mirando un partido de fútbol, allí, en
el Lennon, rodeado de todos lo suyos. Compartiendo las fotos del cumpleaños de su amigo Salva no hace
muchos días, todos sus momentos felices y los no tantos compartidos desde el
alma y el ánimo de alguien que amaba profundamente la vida como él.
Hoy, 26 de diciembre de 2012, ha sido su entierro,
en una iglesia abarrotada de gente, llena de lágrimas y rota por el dolor de los
corazones de todos los que le queríamos. Iglesia que he tenido que abandonar
para poder respirar y absorber los alegres rayos de sol que un día más nos han
regalado, y que parecían querer abrazar el espíritu del gran amigo que nos
dejaba, dándole un abrazo de consuelo para transportarlo a ese otro mundo que
de buen seguro será más acogedor, donde su alma volverá a renacer libre del
dolor de la enfermedad, y desde donde, estoy segura, seguirá iluminando no sólo
la barra del Lennon, sino los corazones de todos sus seres queridos y amigos
que tuvimos la inmensa suerte de encontrarnos con él en esta vida, hasta el día en que volvamos a encontrarnos con él en otro plano.
Por eso, hoy quiero recordarlo, aún con
los ojos nublados por las lágrimas, lanzando sus risotadas, regalando sus
eternas sonrisas, planeando viajes, abrazando a sus niñas, admirando y amando a su mujer cada día, ayudando
siempre a todo el que podía, apoyando siempre a su fiel amigo y hermano Salva,
luchando por su negocio codo con codo, hasta el final.
No dejaré que la negrura de la tristeza
nuble tu recuerdo, siempre seguirás vivo Antonio Parra Mata, y la luz de tu
bondadoso espíritu continuará no sólo iluminándonos desde el más allá, sino
dándole fuerza a tu mujer, a tus hijas, a tus amigos, y a toda tu familia, para poder seguir en esta vida añorando por
siempre tu ausencia.
Un abrazo querido amigo, y que La luz del
Divino te acompañe, me despido con un hasta siempre, y desde hoy te imaginaré
arropado entre las olas en un bello atardecer de cualquiera de tus amadas
playas.
un beso mi lola la vida es en camino a veces estrecho a veces muy amplio un besoooooooooooooooooo
ResponderEliminarMe he quedao sin palabras Lola.
ResponderEliminarTodo lo que se diga de él, es poco.
Hasta siempre Antonio.
Y ánimo Lola. Felíz año nuevo
Me he quedao sin palabras Lola.
ResponderEliminarTodo lo que se diga de él, es poco.
Hasta siempre Antonio.
Y ánimo Lola. Felíz año nuevo