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miércoles, 24 de octubre de 2012

Por el sueño de Malala!


Manifestación de apoyo a Malala en Lahore (Pakistán).
 Foto: ARIF ALI / AFP. Huffintong Post
¡POR EL SUEÑO DE MALALA!
Si decimos el nombre de Malala Yousafzai, a lo mejor no nos suene de mucho, pero si decimos que ese es el nombre de la niña pakistaní que se ha enfrentado a los fanáticos talibanes, que prohíbe la asistencia de las niñas a las escuelas, y que fue brutalmente disparada en la cabeza cuando volvía a su casa del colegio en un autobús, la cosa cambia.
Desde el lunes, está a salvo en un hospital británico, donde gracias a Dios ya empieza a  recuperarse valientemente de sus brutales heridas. Es un buen hospital, especialistas en tratar heridas de bala, y donde todo el personal se está desviviendo por ella.
La noticia, que ha saltado a todos los medios internacionales, no sólo pone de relevancia la importancia de la educación para nuestros menores, sino que ha puesto el dedo en la llaga al revelar hasta que punto, el nacimiento y los orígenes de una persona, de dónde viene y quiénes son sus padres, es lo que más condiciona su futuro, mucho más que el conocimiento o los méritos que puedan tener.
Malala empezó su lucha con tan sólo 11 años, no creo que ella llegara a pensar nunca que repercusión tendría este hecho en su vida, y mucho menos imaginar en la de muchas niñas y niños no sólo en su país, sino en todo el planeta.
Tanto en Pakistán, su país de origen, como en India, Bangladesh, Afganistán y todo Occidente, la valentía de Malala está inspirando un verdadero rechazo hacia los talibanes, y se ha convertido en una verdadera heroína para millones de niños, y una hija adoptiva para millones de padres.

Existen en la actualidad 32 millones de niñas como Malala, que viven excluidas de la escuela, muchas, como ella, discriminadas por su sexo. Millones más reciben una educación inferior a la de los varones, lo que lleva a la conclusión, según las cifras que harán públicas la UNESCO. que en el mundo se les niega el derecho a la escuela a unos 61 millones de niños, lo que hace que las oportunidades de inclusión en el mercado laboral a través de la educación sigan siendo una promesa vacía. Muchos millones de niños y niñas, descartados ya a los cinco o seis años, no podrán superar nunca la enorme brecha que existe entre lo que son y lo que podrían llegar a ser.
 Hace ya muchos años, tantos como los que han pasado desde 1985, tuve la oportunidad de trabajar en algunos proyectos educativos allá en la lejana Micronesia, organizados dentro del PNUD, o lo que es lo mismo, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, y puedo asegurarles, que la simple llegada de los profesores voluntarios a aquellas remotas islas, y la culminación de la fabricación de las aulas para que los jóvenes pudieran estudiar, eran  el mayor motivo de júbilo y celebración de todos aquellos nativos perdidos en aquellas remotas islas de Kiribati, no digamos cuando culminábamos algunos de los cursos de Tecnología Alternativa, que era la materia a la que yo me dedicaba, aquel simple trozo de papel que era el premio a la asistencia continuada y al aprendizaje tanto del idioma inglés, como de nuevas alternativas de vida, se convertía en el mayor tesoro de cualquiera de ellos.
Cuando creamos el concepto de las primeras guarderías infantiles en las alejadas aldeas de las islas exteriores, en las que se impartían clases a los más pequeños, alegraba el alma ver con que entusiasmo y con que alegría se incorporaban aquellos niños a sus clases, nunca tuve ningún problema con lloros o no querer quedarse, todo lo contrario, algunos no querían marcharse.
Para todos estos niños, como Malala, el concepto de la educación abarca muchas más cosas que en nuestra sociedad, para ellos es un paso más hacia adelante dentro de sus estructuras sociales, un logro no sólo personal, sino para toda la comunidad.
Desde el Pacífico, pasando por Asia y culminando en África, no hay nada más importante que poder conseguir una buena educación para sus hijos, y mientras que aquí, en Occidente, podemos gastarnos hasta 100.000 dólares para educar a nuestros hijos, al menos hasta los 16 años, el mundo no invierte más que 400 dólares -250 veces menos- para escolarizar a un niño africano, por ejemplo.
La educación es la mejor arma para combatir los dogmas extremistas, y el mejor antídoto contra las doctrinas del odio con las que los talibanes hacen proselitismo entre la juventud mundial, digamos que invertir en la educación haría de nuestro mundo un lugar más seguro, y sería lo único que podría romper el ciclo de miseria no sólo de una persona, sino de todo un país.
Yo también creo, como dice Gordon Brown, ex - primer Ministro británico y actual enviado especial de la ONU para la Educación en el mundo, que estas son suficientes razones, económicas y morales, como para invertir más de 25 céntimos a la semana para educar a los niños y niñas más pobres, y en los países más pobres del mundo.
No podemos ni debemos seguir tolerando que existan carencias de libros, de aulas y de maestros, que se sigan explotando laboralmente a los niños, y por supuesto abolir el matrimonio infantil y la discriminación contra las niñas especialmente, esta es una iniciativa promulgada dentro del programa Educación Primero de Naciones Unidas, cuya idea primordial es hacer que todas las instituciones de la ONU y el Banco Mundial colaboren para paliar estos obstáculos que impiden una mayor calidad en la educación.
Unas de las promesas fundamentales realizadas por los líderes mundiales y reflejadas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, fue la de que todos los niños pequeños estarían en la escuela primaria antes de 2015. Cuando faltan solo tres años para esa fecha, y ahora que las ayudas a la educación están disminuyendo, no nos queda más que una oportunidad de dar la vuelta a la situación para cumplir el plazo.
La educación en el mundo es un tema de todos, hay que saber emplear mejor los recursos, apoyarlos y coordinarlos  con ayudas de los más favorecidos y voluntarios, y tenemos que conseguir que un día, el sueño de Malala se haga realidad, conseguir que Todos los niños del mundo tengan una educación.

Las cifras expuestas en este artículo han sido extraídas de un artículo del Huffington Post escrito por Gordon Brown.
Gordon Brown es el enviado especial de la ONU para la Educación en el Mundo y el próximo mes visitará Pakistán. La petición que presentará al presidente Zardari y a Ban Ki-moon, en la que se exige justicia para Malala y educación para todas las niñas, puede firmarse en www.educationenvoy.org y iammalala.org.

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